El durazno destaca por su piel aterciopelada y por su carne amarilla o blanquecina de sabor dulce y aroma delicado. La nectarina es la variedad que no tiene la piel aterciopelada.
El durazno se puede consumir fresco o enlatado, como el popular durazno en almíbar. Se utiliza mucho en la cocina para mermeladas, compotas o para guarnecer carnes.
Los duraznos son ricos en vitamina A y potasio, y contienen poco azúcar. También contienen boro, algo de hierro y vitamina C. Ayudan a protegerse del cáncer, de la osteoporosis y de las enfermedades cardíacas.
Su bajo contenido en sodio hace que sea recomendable cuando la presión arterial es elevada. El potasio que aporta ayuda a prevenir calambres y regular las funciones neuromusculares.
El durazno tiene propiedades anticancerosas y antioxidantes